Susurros repetidos

Me pesa el corazón, me duele en las entrañas. Está cavando hondamente sobre mi pecho, perforándome poco a poco, coma a coma, punto a punto. Lo levanto y lo sostengo bien alto, pero me tiemblan los brazos. Todo se cae, todo, de repente. No puedo sostenerlo, no puedo sostenerme.

Solía tener sueños, solía prepararme para ellos, pero son energías que se esfuman dejándome destartalada y sin plumas. Este iba a ser el año para hacer de una vez por todas lo que había soñado, y ahora si, en medio de esta noche de insomnio puedo decirte que he perdido todo.

¿Qué pasaría si anteriormente no hubiera perdido todo? No lo hubiera soportado. ¡Qué afortunada soy! ¡Qué suerte andar siempre perdiendo! La sonrisa de la vida dura segundos y jamás confió en sus dientes que parecen tan blancos, la mayoría de las veces, se andan pudriendo por dentro.

Sobrevivirá mi débil cuerpo frente a las presiones del mundo, de la ciudad, del reloj. Tengo miedo. Eso nada mas, me paralizo. Ya no sé que hacer. Me parece que debería descansar. Algo estoy haciendo mal.

Mi mente susurra «No dejes de escribir»

Mi cuerpo susurra «No dejes de vivir»

Mi corazón susurra «No dejes de creer»

¿A quién escucho? ¿A quién? Todavía tengo el eco de la ciudad entre las venas. Y el canto de los pájaros en la espalda.

Shasmine Cianne